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marzo 07, 2009

No importa que Ud sea menor que yo

Cuando cumplí 21 años, recibí una tarjeta de mi mejor amiga con un mensaje que me causó una sonora carcajada: !Estamos viejas! Debemos buscar sangre joven para permanecer bellas. Y en actitud profética, seis años después, estoy inmersa en una relación con una persona, tres años menor que yo. Todo por la belleza, ja!

Bromas aparte, en ese tiempo, lo escrito no pasó de ser más que una anécdota, pero sarcásticamente esto se volvió una realidad. Embarcarme en esta nueva experiencia amorosa me ha costado chantarme, con toda la sinvergüencería del caso, que me gasten un sinfín de bromas, chapas, indirectas, miradas inquisidoras, etc, etc. Incluso amigas muy cercanas siempre están con la lanza afilada para sacarme al fresco y preguntarme -sin asco- acerca del futuro de esta relación.

Pero en fin, prefiero nadar contra la corriente y ver qué sucede. Sin embargo, no han sido pocos los minutos que ´pegada´ en la combi, me he puesto a pensar los beneficios y perjuicios que una relación con una persona menor –siendo mujer claro está- me puede traer. Incluso me cuesta creer que chicas de mi generación prefieran mantenerse solas antes de si quiera intentar salir con un chibolo. ¿Para qué? ¿A qué me lleva eso? son interrogantes que deambulan martillantes en sus cabecitas. O sea en definitiva, les aterra la idea de que el chibolo en mención les mueva el piso, se los sacuda, se los baldee y encima las dejen. Quizá, uno mayor, un treinton medio webas pero con un presente definido y un futuro promisorio si pueda hacerlo, pero un chibolo JAMÁS.

Problemas hay y habrán, quizá un día él venga con todas las ganas del mundo de pegarse ´la bomba de su vida´ y tú simplemente estás cansada o incluso ya tienes varias en tu haber o quizá empiece a contarte las jodas que hace con sus amigos, y tú -con sonrisa sostenida- lo escuchas pero pensando que las tuyas fueron mejores. Si pues, los años pasan y no en vano. Eso ya lo viviste. Eso ya fue para ti, pero para él es su ahora.
También debes reconocer que tu mente ya está volando de cómo quieres entrar a los 30, si acaso ya no estás en ellos. Tus relaciones familiares, laborales, amicales y amorosas buscan establecerse, mientras que las de él están en todo el proceso de descubrimiento, del probar de esto y de aquello. De dejar cosas inconclusas, y de emprender nuevos asuntos. Lidiar con todo eso, tragarse estos sapos, no es un negocio fácil ni rápido, toma su tiempo y quizá las ganas de mandar todo al cuerno te pasen más de una vez por la cabeza, pero también tienes cosas a tu favor.

Una relación con una persona menor, quieras o no te brinda nuevas luces de determinada situación, empiezas a tomarte la vida más a la ligera y con ello no es que te vuelvas un inmaduro, pero sientes que la tolerancia se va colando de a poquitos en tu vida, sientes que la vida no es solo una proyectada a mil por hora, sino que se construye de a puchos y con su buena dosis de irreverencia para meterle sazón.

Quizá todo este floro no suena convincente para mis contemporáneas y en efecto, respeto su decisión de mantener a los 'infantes' a cincuenta metros a la redonda. Sin embargo, en esta era posmoderna, donde todo termina siendo simulacro de una realidad, donde los referentes se muestran ausentes y donde Madonna se exhibe con un novio veinteañero y unos ejercitados brazos, el tener una relación con un chibolo no debería, digo DEBERÍA, ser algo de qué espantarse, pues más allá de toda cuestión sociocultural, es sólo una opción, y como todas, trae sus pro y sus contras.

Sin embargo, en tiempos en los que priman otras cuestiones en la vida en pareja, la diferencia de edades no es la piedrita en el zapato para avanzar en la senda amorosa. Diferencias habrán siempre, y es muy cierto que la edad y sobre todo la experiencia personal es un factor importantísimo, pero chicas, levantarse mojada de vez en cuando y no en sentido literal, no resulta tan malo.

Encuentros cercanos con el EX tipo

Todo aquel que ha tenido una ruptura amorosa se imagina el día en el que se encontrará con el o la ex. Sea tarde o temprano, ese día llegará y créanme que se necesita estar preparado para que no te agarre un calambre en la cara y te quedes en pose 'garrotera' para cuando ello suceda.



Luego de digerir la idea, vas cavilando en 'la reacción'. O sea no te puedes vender como un sufrido pero tampoco como un hipócrita 'ya lo superé'. Claro que ésta depende de cómo se terminó la relación, es decir, si fuiste el choteador o el choteado; porque creénme que para cada uno de estos estados, la actitud no será la misma.



Pongámonos en el primer caso: EL CHOTEADOR. Personalmente creo que este rol tiene sus paltas un poco más manejables. Fuiste tú quien rompió palitos, el o la que dijo: 'no eres tù, soy yo' , 'tomémonos un break', ' estoy confundido', y bla bla bla, recolectaste floros de tus amigos y amigas y armaste el tuyo propio, el que te sonara más convicente y zas, metiste el puñal y agazapadamente fuiste escabuyéndote de espacios comunes, léase: messenger, facebook, HI 5, reus en común, etc.



Si fuiste el choteador, encontrarte con un ex, más que incomodarte podría hacerte sentir lo miserable que puedes ser como persona, claro en el caso que te jugó limpio, y que sabes que aún siente algo por ti, pero que tú querías tirar la toalla. Pero, si crees que debiste abrirte de esa relación despues de tanta zancadilla sentimental, pues la sensación de tranquilidad y tu aire canchero pueden ser el mejor ambiente para el encontrón.



Ahora pongámonos que tú fuiste EL CHOTEADO, al que bajaron de la combi habiendo pagado pasaje completo. Escabuirte entre la multitud, habiendo ya cruzado miradas con el o la susodicha, no es una buena reacción. Hacerte el webon, mirando tu reloj, jugando con tu celular, viendo vitrinas, cambiándote de vereda, tampoco me han resultado buenas reacciones, porque tu ex nada tiene de cojudo.



Entonces ¿qué te queda?, nada pues, pasar saliva, evitar que las venas de tu cara se engrosen y coloreen más de la cuenta (eso se logra con respiraciones más pausadas) y pensar en cuestión de segundos un saludo cordial, que no te pinte como un hipócrita 'ya lo superé' o un pobre sufrido.



La situación podría complicarse aún más si, al costado de tu ex, ves al tipo o a la tipa que te arrebató lo que alguna vez, fácil en total éxtasis, dijiste que sería tuyo por siempre. Aquí las variables a considerar serían: el tiempo que ha pasado desde la ruptura, el tiempo de la relación que tuviste, y lo que has averiguado o sabes acerca de su nueva relación, es decir, quieras aceptarlo o no, uno siempre quiere saber cómo le va con el otro o con la otra.



Sea como sea, sería mejor ponerse a pensar en este panorama, antes que se aproxime sin previo aviso. En mis encontrones con los ex, reconozco haber estado en ambos bandos, los encuentros han sido fortuitos en su mayoría y podría describirlos como sazonados con saludos cojudones e hipócritas, quiebres fonéticos y encaletadas mentadas de madre (para ambos). Sin embargo, nada fue tan grave ni insuperable. Héme aquí, sobreviviente de este tipo de encuentros cercanos (aunque no tanto) con el Ex tipo.