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mayo 12, 2007

Yo soy práctica. ¿Y tú?

Podemos ser prácticos al momento de vestir, de viajar, de comer y hasta de tener sexo, pero qué pasa cuando escuchamos un ‘soy práctico, si yo te amo y tú también me amas, ¡Bingo! si no, lo dejamos aquí’.Este florito, suerte de knock out, destruye todo lo que alguna vez construimos con esa persona que te da de tumbos en el corazón.

Lo práctico resulta de pensar con un criterio de verdad que sea eficaz y de valor en nuestras vidas, dicho así, en tan simples palabras, más de uno podría decir que en su próxima relación, un muy pragmático cupido será su caballito de batalla. Pero tómalo con calma, pues no creas que los ojos rojos y una muy asolapada mordida de labios no seguirán presentes, aunque claro, muy de vez en cuando y en la perfecta soledad del cuarto chico.

Cuando tienes dos vinos ya circulando en la cabeza y el corazón medio partío puedes sentirte práctica, lo cual no significa que lo seas, y hasta puedes pensar que la complicación ¡zas! apareció por no dejar todo muy claro, y creer aún que basta con el amor para sobrellevar la relación. Pero de pronto, la idea de ir estableciendo nuevas reglas en tu más reciente partida se cuela entre tus hormonas inquietas tras un nuevo roce. Ahora la jugada se pinta así, a la par, sin medias tintas y en algunos casos, con la pierna en alto.

Bajo la anterior premisa y metida de nuevo en la lid amorosa, ¿qué pasa si tu media naranja te considera demasiado práctica para tener una relación y todo queda meramente en el nivel del ‘choque y fuga’? Acaso ¿debemos sentirnos mal por ello, o todo lo contrario, dar gracias a que por fin podemos desligar uno de lo otro?

Yo creo que la respuesta no es una sola, es coyuntural y por tanto muy personal, pues al margen de que exista amor en una relación no está de más que uno sea consciente que hay ciertas cláusulas en el negocio del amor que hay que respetar y no verlas con el rabillo del ojo. Amar es dar pero también un recibir, un ‘dame que te doy y te seguiré dando’ perenne y el pragmatismo, en ese sentido, juega un partido aparte, cuando hablamos de cuestiones claras es inevitable no pensar en ser prácticos pero uno marca distancia de lo otro.

P.D: Pregúntate si alguna vez has intentado inyectarle una dosis de pragmatismo a tu relación, si no lo has hecho, experimenta y comprueba los resultados. Pero OJO, una dosis no es sinónimo de inyección letal.

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